jueves, 10 de septiembre de 2009

Apuntes para una poética del balbuceo

El rubor, aquella correntada rabiosa que crispa a las pecas y las transforma en incendiarias fulanas locas llamando a la epidérmica insurrección... el rubor es anarquía. Para empezar a esbozar cuestiones sobre la poética del balbuceo debería empezar por mí misma. Soy una enamorada de los discursos de barricada, de la retórica agit-prop, a veces me quedo solita defendiendo la convicción monolítica de la alegoría en plena era del sarcasmo posmo. Siempre quise ser un Manifiesto con pulso. Soy una atea apóstata ramona con un panteón de ídolos, Breton, Tzara, Debord. Pero justamente, cuando me pongo dedo-estandarte en alto, el encuadre se vuelve un acusador contrapicado y paso revista a esas palabras que son como megáfonos semánticos, me vuelvo inauténtica. O quizás no, quizás la autenticidad está en la pasión que bulle en cada una de esas palabras, de ese discurso de geometrías cortantes y poco recreo para tomar aire antes de largar otra sarta de palabras duras. La pasión es el modo de habitar el sentido de las cosas, el sentido que le damos a las cosas. Y la pasión tiene fisuras, lagunas, es vaporosa por momentos, elástica licuefacción en otros, ondula, exhala, vibra y viste toda clase de transformaciones físicas que muchas veces evidencian la naturaleza pura-cáscara de las palabras.
Hay muchos momentos en los que me siento cómoda en el terreno de las palabras: los juegos, las ironías, el absurdo, los discursos fuertes. Cargo con una angustia espantosa que es mi fuerte sentido del control y de la moralidad (así como Susan Sontag, yo también estoy aprendiendo a vivir siendo simultáneamente "una esteta enamorada y una moralista obsesiva"). El rubor es anarquía porque se filtra en los grietas de esos enormes bloques de sentido que son las palabras. La facilidad con las palabras me proporciona una máscara social con la que a veces me siento cómoda pero otras veces me siento muy sola: todavía estoy tratando de sacarme de encima, a chutes intensivos de diván, el estigma de ser soberbia y arrogante que siempre me atribuyó mi viejo. No soy soberbia y el rush de fuego que eriza la piel cuando tengo que hablar es la prueba más concreta de eso: no soy como mis palabras-propaganda, lisitas, sin fisuras, refulgentes y bravuconas; soy puro balbuceos y retazo, contradicciones centrífugadas, collage y decollage que se vuelve pulpa rojo tomate cuando la pasión excede ampliamente el contorno de la palabra.
Ese rubor es anarquía. Antes solía vivirlo como una enorme molestia, algo que me desacreditaba profundamente, que echaba a tierra mi discurso, que me hacía sentir socialmente incapacitada. Una borra expansiva de duda rosada sobre los mapas cartesianos de mis discursos. Ahora ya no. Ahora lo grito y lo vivo como una anarquía, como una anarquía sensible que me hace linda y (supongo yo) entrañable para algunxs. Toda mi tesis es justamente eso, un elogio del balbuceo, del borronazo rojo en las mejillas, de exorcizar el cartón de las palabras y volver al juego (¿cuándo fue que perdí de vista al humor -o mejor dicho, el Umor- postulado como la más bella de artes por los surrealistas?). El personaje de mi tesis está hecho de parches materiales (plastilina, tela, hilo, tiza, ya descubriré qué otras cosas más), en otros momentos, su imagen es pura interferencia y disrupción en una bóveda cóncava y plástica de imágenes otras.
Mi trazo al dibujar siempre se inclinó por las líneas rectas, fuertes y precisas. Ahora está tratando de familiarizarse con la licencia de la duda, de la vacilación hecha grafito, de la torpeza por decir empujada por un fuerte y poderoso sentido de urgencia. Haciéndose cargo, de esa estela de rubor que carga por detrás (convirtiéndola en la más orgullosa de las estolas de plumas).

5 comentarios:

  1. surrealisma! siempre me diverti atravesando las palabras con sentimientos, con dudas, con repulsiones, cuestionamientos, con ganas de traspasarlas hacia ese lugar inhabitado por la razon, que lindo encontrarte en el camino!
    el rubor es anarquia!!!!!

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  2. ¡Hola Ile! :D

    Hilvanar y deshilachar palabras, vestir al corazón de slogans, habitar frases y hacer como los cangrejos ermitaños, mudar sucesivamente los sentidos como ellos se cambian de caracola... ¡Qué lindo también encontrar tu voz sumada a la consigna: el rubor es anarquía!

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  3. Trazos geniales... me encanta la brutal profundidad de tus letras con ese barniz extraño y la vez mágico que le pones.

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  4. EL RUBOR ES ANARQUIA
    GRACIASSS!
    estoy seguro que
    de tanto en tanto
    volveré sobre este texto

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