Hoy me reencontré de golpe y porrazo con "El Aljibe", un cuento mío y larguísimo que desempolvé del arcón de los recuerdos... de aquel tiempo en que me arrogaba en tules de "Banana Split Lady", que militaba el drama y el rimmel corrido como estandarte... leyéndolo ahora, me parece bastante soporífero y plagado de un montón de lugares comunes propios que detesto, como la compulsiva adjetivación barroquista (por momentos, algunas líneas tenían una musicalidad auténtica, muy bonita, que crujía ante el peso de grandes palabra-monolitos, arrojados negligentemente ahí, sin ningún tacto ni respeto por la temporalidad de ese universo que quería emerger y desplegarse a su manera). Peeeeero, este recorte merece atención y pensar dos veces antes de sentenciar cualquier escrito al cadalso vergonzoso del tacho de basura atestado de borradores de papel:
"(...) Mi corazón parecía ser un fugitivo más, pujando por salir de mi pecho traicionero, que lo asfixiaba como una dama de hierro y lo condenaba a una injusta corporización de la que son esquivas las cosas bellas. Somos espectadores de belleza todos nuestros días, pero la única belleza real es la que se desintegra dejando una estela de doliente memoria en nuestras manos".
"(...) Mi corazón parecía ser un fugitivo más, pujando por salir de mi pecho traicionero, que lo asfixiaba como una dama de hierro y lo condenaba a una injusta corporización de la que son esquivas las cosas bellas. Somos espectadores de belleza todos nuestros días, pero la única belleza real es la que se desintegra dejando una estela de doliente memoria en nuestras manos".
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