Unx de mis referentes en mi "devenir manifiesto" por una ética-estética que enardece y duele por lo abrasiva y demandante (por esto que Sontag decía ser, al mismo tiempo, "una esteta enamorada y una moralista obsesiva"), es Greg Graffin, vocalista y alma matter de la banda de hardcore californiana, Bad Religion. Iba a poner "Greg Graffin es, además de cantante e ideólogo híper consecuente de una de las bandas fundamentales (parafraseando al mito de The Clash, "una de las últimas bandas que importan") de la escena punk, es doctor en ciencias biológicas y un reconocido y brillante profesor en la Universidad de California”. Pero no es “Graffin es punk y además es profesor” o “Graffin canta y además enseña”. No hay un además que segregue y habilite la excepción. Es “Graffin canta y enseña” o “Graffin es profesor porque es punk”.
En muchas oportunidades, Greg ha dicho que los conciertos de Bad Religion son como asistir “a otro tipo de clase”. O quizás me falle la memoria, y las clases de Greg sean como una performance punk. O tal vez no haya diferencia en situaciones donde se trata de expresarte hasta quedar a merced de la curiosa receptividad de otrxs, con el corazón colgando de las encías, jadeando hambrientx por identificación, por respuestas, en otras palabras, por deseo. Estoy segura hasta la médula de que Bertolt Brecht se habría hecho pis en un recital de Bad Religion. Y Greg Graffin es una ejemplar figura brechtiana porque abraza la épica del conocimiento, la erótica del intercambio y la construcción intelectual colectiva. Desde mi humilde lugar como docente universitaria, quisiera pensarme como Greg se piensa a sí mismo. Porque no he dado ninguna clase en mi vida, que no haya sentido primero en el cuerpo. Porque nunca he tenido otra sensación en el aula de que se me derrapa la vida delante de otrxs, y que primero la idea se genera como asalto eléctrico al espinazo para después estallar histriónicamente en mi boca y en mis gestos. Porque amo apasionar y movilizar a otrxs con las cosas que a mí me apasionan y me erizan la piel. Porque no hay nada más punk que eso. Y cito de memoria el “Manifiesto Punk” escrito por Graffin: “(…) el punk es eso, la creencia de que este mundo es lo que hacemos de él, la verdad proviene de nuestra comprensión de cómo son las cosas, no del ciego apego a fórmulas acerca de cómo deberían ser.”
¡Por más profes punks brechtianxs que den cátedra en el escenario, en las aulas, en la vida!
Y ahora sí, a corear todxs:
I don't know how to read but I've got a lot of toys
My daddy's a lazy middle class intellectual
My mommy's on Valium, so ineffectual
Ain't life a mystery?"